domingo, 29 de mayo de 2011

Yo aborto, tú abortas, tod@s callamos


Ocupamos este espacio para dirigirnos a ustedes e invitarles a mirar el actual contexto político-valórico en Chile y la obligatoriedad ciudadana –consecuente- de abrir espacios de debate respecto al tema del aborto y de los derechos sexuales y reproductivos. Es poresto que decidimos compartir nuestra posición al respecto, dejando una invitación abierta a que más personas u organizaciones tomen el espacio y demos los pasos para relevar un debate ciudadano al respecto.

Cuando hablamos de sexualidad nos estamos refiriendo a una construcción social que depende de los modelos políticos, económicos y simbólicos, que imperan (o se imponen) en cada sociedad en distintos momentos históricos. Esta “sexualidad”, construida social y culturalmente, se expresa en discursos dominantes que establecen lo que se acepta y lo que se prohíbe. En esta sociedad, desde hace siglos se ha instalado un discurso que muestra como mandato lógico la relación entre sexualidad y reproducción, este mandato nos explica cómo el hecho biológico de la reproducción se ha convertido en el fundamento de la dominación de las mujeres.

Consideramos que el status de ilegalidad y criminalización que hoy tiene el aborto en Chile es una forma más de violencia hacia las mujeres, desde el Estado en su conjunto, es decir, la institucionalidad y la sociedad SOBRE las mujeres, en tanto se nos niega el derecho a decidir sobre nuestra reproducción, nuestra sexualidad, nuestros cuerpos y nuestras vidas, poniendo por sobre los derechos de las mujeres “vivas” el derecho a la vida del “no nacido”, concepto que es entendido de diversas maneras dependiendo de cada creencia y los sistemas valóricos que la sustentan.

En este sentido, creemos que la negación del derecho a decidir sobre el aborto es una violación a los derechos humanos de las mujeres. En otro sentido, es también un problema de salud pública en tanto el status de ilegalidad no impide que las mujeresno abortemos, sino que lo hacemos en condiciones de clandestinidad, inseguridad e insalubridad.

En Chile, esto se ha expresado en que uno de los últimos legados del dictador Pinochet fue derogar el derecho legal del aborto terapéutico. Posteriormente, ni la Concertación ni la derecha se han comprometido con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, ni siquiera ha formado parte de sus agendas de gobierno.

Hacemos un llamado a la reflexión, en tanto la sociedad y los gobiernos de turno han operado sobre la base de un conjunto de creencias y valores que no tienen cabida constitucional en un Estado que se define LAICO y que -por tanto- debiera contar con una legislación de “espíritu” también laico que considere la posibilidad de que cada mujer decida a partir de sus propias creencias, y asegure las condiciones sanitarias adecuadas para ejercer este derecho.

Un Estado laico tiene la obligación de separar las creencias de las leyes, las creencias son asuntos de cada quien y las leyes son asuntos de tod@s. Es por esto que exigimos a quienes se elige para diseñar las leyes de nuestro país y a quienes están en el gobierno, que hagan su trabajo de acuerdo a la constitución y legislen para tod@s y no imponiendo sus creencias personales.

Si al leer esto consideran que es iluso, entonces necesariamente debemos modificar el actual sistema binominal para poder escuchar otras voces que realmente nos representen a tod@s.

Colectiva Para-noiKas, Valdivia, territorio de los ríos.


Fuente: El Ciudadano

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